Hoy: Gente que no aprende más

Ejemplos:
Los reincidentes amorosos: no te cansás de volver con tu ex alegando que “ésta vez es diferente”, “después de tanto tiempo, maduramos”, “si el destino nos volvió a cruzar es porque estamos hechos el uno para el otro...” ¡¡NOOO!! Pero, ¿El fracaso anterior no te hace reaccionar? Si sabés que sus malos hábitos y tus malos hábitos no combinan... y así, por enésima vez, entre pañuelos descartables y una reciente re-re-re-re-re-ruptura te volvés a jurar: “¡No vuelvo más!” pero ¡Shhhh! Tus promesas ya no son creíbles, baby...
Los reincidentes amistosos: conociste a la amiga del primo del cuñado de tu amigo y te cayó tan bien que decidiste contarle tu autobiografía—escabrosos detalles included. “Es que me inspira taaaanta confianza...” ¡ERROR! Luego de que el primo segundo del sobrino de tu vecino Pocho, que nada tiene que ver con la amiga del primo del cuñado de tu amigo te preguntara sobre tu problema de hemorroides (que sólo le confiaste a esa traidora), te das cuenta de que deberías cerrar tu bocota y confiar en unos pocos. “¡No vuelvo a confiar en un desconocido!”, te decís. Pero tu boca es más grande que tu voluntad... sabelo.
Los reincidentes alimentarios: Comiste como si hubieses estado ayunando durante 10 días seguidos... consumiste más calorías que la Tota Santillán en Navidad y no hay manera de que el botón de tu jean se acerque al ojal. Sabés que un simple Alikal no va a calmar la indigestión causada por todo lo que tragaste a destajo. En medio de un malestar insoportable y una panza digna de Blanca Curi antes del cinturón gástrico, realizás el más solemne de los juramentos ante las 4 cajas vacías de pizza “¡No como más así!” Tsk tsk. Eso no se dice... sabés que tu palabra se va a ir con el viento ante la primer milanesa a caballo que te pongan enfrente...
Los reincidentes alcohólicos: Típico. Fin de semana. Amigos. Reunión pre-salida para entrar en clima. Cerveza. Gancia. Fernet. Bar. Screwdriver. Tía María. Vino espumante... Visión nublada. Descompostura. Pasos tambaleantes. Náuseas. Vuelta a casa en un semi-desmayo. Todo da vueltas en la cama. Cabeza que explota y late. “¡No tomo más!” Dejame decirte: “Jaaaaaaaaaaa”. Me río de tu ingenuidad.
Estos son sólo unos ejemplos... ¿Tienen más? Porque, de hecho, todos somos malos aprendices en algún aspecto... al menos, yo lo soy.