Soy una Q-U-E-J-O-S-A
Cuando no tengo nada para hacer, me quejo. Porque eso me genera aburrimiento. Y el aburrimiento, bajón.
Cuando tengo mucho para hacer, me quejo. Porque eso genera cansancio. Y el cansancio, mal humor.
Cuando me levanto temprano, me quejo. Porque preferiría dormir hasta el mediodía.
Cuando me levanto al mediodía, me quejo. Porque hubiese querido haber aprovechado mejor mi mañana.
Cuando tengo un casamiento, me quejo. Porque no sé qué ponerme.
Cuando no tengo un casamiento, me quejo. Porque hace mucho que no tengo una fiesta.
Cuando fumo poco, me quejo. Porque la ansiedad aumenta. Y eso me vuelve (aún más) insoportable.
Cuando fumo demasiado, me quejo. Porque en vez de respirar, parece que silbo.
Cuando me compro ropa, me quejo. Porque me gasté doscientos mangos en diez minutos.
Cuando no me compro ropa, me quejo. Porque siempre me pongo lo mismo.
Cuando hace frío, me quejo. Porque el aire helado me paraliza.
Cuando hace calor, me quejo. Porque el aire caliente me hace transpirar.
Cuando tengo que viajar, me quejo. Porque tengo que hacer miles de preparativos.
Cuando no tengo que viajar, me quejo. Porque me siento estancada en la rutina de esta ciudad.
Cuando me viene, me quejo. Porque me siento molesta e hinchada.
Cuando no me viene, me quejo. Porque no estoy preparada aún para ser madre.
Cuando aparece X, me quejo. Porque, al final, la cosa no se termina más.
Cuando no aparece X, me quejo. Porque, al final, la cosa se terminó.
Pero no se dejen engañar, eh? A pesar de todo, soy una piba macanuda, che.
2 comentarios:
qué suerte que aclaraste al final!!!
No me quedaba otra... me estaba hundiendo demasiado, je
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