domingo, 22 de abril de 2007

Por qué no me gustan los domingos

* En casi todos los canales hay partido o películas del año del ñaupa (sí, escribí ñaupa... y qué?) que, encima, son patéticas. Y cuánto más zapping hacés, más te aburrís... y te frustrás, porque no puede ser que no haya nada decente para ver teniendo dos mil setecientos cincuenta y ocho canales.


* La mayor parte de mis amigos y/o conocidos se pasan el día durmiendo, culpa de la resaca del sábado por la noche. Nota: Cuando solía ser una jovenzuela alocada, yo también era una de esos zombies luchando contra las náuseas y el dolor de cabeza... ahora estoy un poco más recatada (pero sólo un poco, eh)

* En la calle está todo muerto... y si llueve, está nublado, o hace frío, es peor: ni un alma se asoma. Y me pregunto si todos están tan embolados como yo, o si todos se han ido a una fiesta increíble y nadie me ha invitado. Algo así como una reunión de lo más divertida en una especie de "Pentágono Dominguero".

* A veces, se emplea el domingo, para reunirte con parientes que no soportás (esa tía medio loca, esos primos con los que apenas te dirigís la palabra, el tío abuelo del cuñado de tu primo segundo que está sordo y toma mate con agua hervida, etc.)


* Por la noche, aparece el stress pre-lunes y no nos queda otra que chequear la agenda para ver la lista inmensa de cosas que nos esperan durante la semana. Y no, no son cosas divertidas:
-cita con el dentista (que incluye dos horas de espera para que la muy condenada se digne a atenderte más dos horas con la boca abierta, babeando y rogando que POR FAVOR inventen un torno que no haga ese ruidito infernal que se asemeja a un mini-taladro capaz de poner nervioso a cualquiera),
-sesión terapéutica (en la que, por supuesto, tu psi te querrá hacer hablar de "ese" tema del cual NO querés hablar, porque no se te canta, no te interesa, te aburre... y, sin embargo, te presionará, con la más dulces de sus sonrisas, para que saques todo afuera, ya que, "aunque no te des cuenta, es algo que te afecta"),
-horas de trabajo y estudio que te dejarán con un agotamiento tal, que rogarás que muy pronto llegue el bendito fin de semana... que, por supuesto, incluye el día domingo... y vuelta a empezar.
Bueno, mejor paro acá (aunque podría seguir). De lo contrario, me suicido cortándome las venas con un papel calco.

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