Patada en la nuca
A veces, la realidad te despierta con una patada en la nuca. Te grita al oído:
DESPERTATE IMBÉCIL!!!! Dejá de soñar con figuritas pintadas y MIRAME que acá llegué para acosarte nuevamente. Y no me pongas esa carucha de nene hambriento porque n-o-m-e-v-a.
Y vos, no podés más que desayunarte la angustia y un cigarrillo mientras ponés la pava para el mate y pensás... ¿Qué mierda hice yo para merecer esto?
Pero, por supuesto, la pregunta aquí es: ¿Qué mierda hice yo para no merecer esto? ¿Acaso me siento una privilegiada? ¿Una enviada divina? ¿Un ángel caído del cielo como para no merecerme nada de lo que me pasa? Nah... ya sabemos que sucede hasta en las mejores familias. Y, mi familia, lo sabe muy bien.
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