El Futuro ya llegó
Anoche nos tiramos las cartas. Nuestro presente fue descripto (aunque no en mucho detalle) y nuestro futuro develado y todo por la módica suma de dos pesitos. Hoy, Luisina, Barbie y yo tenemos las cosas más claras (¿?).
La verdad, no soy de creer en estas cosas. Pero no pude más que sentirme tentada luego de que la simpática travesti le anunciara a Barbie traiciones, nuevos amores y demases. Así fue que me senté sobre los almohadones dispuestos en el piso alfombrado en un sector del bar gay que hacía rato teníamos ganas de conocer. Sobre la mesita ratona había velas, un abanico abierto y un mazo de cartas. La tarotista estaba vestida como una especie de odalisca del subdesarrollo y tenía los ojos pintados con una eye-catching purpurina roja. "Cortá con la mano izquierda, mamita". Obediente, corté y me prendí un pucho. Las chicas, una a cada lado, observaban expectantes.
En primer lugar me preguntó si tenía un juicio por trabajo. A lo cual respondí, no. "¿Estás segura?" "Sí", dije. "Bueno, entonces te digo que lo vas a tener... acá sale. Las cartas lo dicen. Igual, vas a salir ganando". Y ahí me vi venir que no iba a acertarle en NADA. Me sentí rápidamente desilusionada, pero ya estaba ahí.
Inmediatamente después, me dijo "Hay dos personas que están muy interesadas en vos. Dos hombres. Pero vos no les das bolilla, no te interesan... a vos te gusta otro." Las chicas dieron un grito de exclamación, lo cual le dio la pauta de que estaba orientada. Sí, la verdad es que me gusta "otro". Mi ex. Pero no, fue sólo cuestión de suerte...
"Esa persona está lejos, pero no está tan lejos como vos pensás." Un segundo (y más agudo) grito de asombro por parte de mis amigas, y mis ojos que se abrieron más de lo normal. Sí, esa persona está viviendo en otra provincia ahora, me dije, por eso no estamos juntos. "Hay una persona que te molesta, es una mujer." Su ex, pensé. Nunca me cayó bien esa mina... ni antes de que saliera con él, ni durante, ni después. Y tampoco le agrado a ella. Nos repelemos (por obvias y justas razones). "Pero esa mujer sólo te va a poner nerviosa... a él ya no le gusta". A pesar de mi incredulidad, me gustaba lo que me estaba diciendo. Me encantaba.
Seguía dando vuelta las cartas sobre la mesa cuando me miró fijo, sonrió y me dijo: "Te gusta... mucho... hasta pensaste en irte a vivir con él." Me sentí expuesta y me reí.
Volvió a repetirme: "Está todo bárbaro con esa persona, así que quedate tranquila. No está tan lejos como parece, pero es complicado. Es un hombre difícil. Todo va a salir bien, pero vas a tener que hacer mucho para que eso suceda." Al final, sentenció, "Vas a tener noticias suyas dentro de los próximos siete días. Y después, un encuentro."
También pregunté por la salud de mi viejo. Me dijo que estaba con problemas de salud, lo cual es verdad, pero iba a estar bien, bien.
También pregunté por la salud de mi viejo. Me dijo que estaba con problemas de salud, lo cual es verdad, pero iba a estar bien, bien.
Luego siguió Luisina. Le habló sobre problemas con sus ovarios y la advirtió sobre las consecuencias que le traería una probable infidelidad futura de su parte. Y sí, Luisina siempre ha sido infiel. Nos definió como un grupo muy unido y anunció que no veía problemas entre nosotras.
En fin, fue divertido y nos gustó lo que nos dijo. A las chicas les auguró nuevos amores... y a mí sólo me habló del viejo amor que vengo arrastrando desde hace años ya.
Me fui a dormir a eso de las seis de la mañana, pensando si, en realidad, esa noche había visto mi futuro. Como dije antes, no soy de creer en estas cosas... pero, por el momento, prefiero creer a reventar.
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